Benidorm siempre ha presumido de ser una ciudad moderna en lo que a urbanismo se refiere. El Plan General de Ordenación Urbana de 1.956 permitió que aquel pueblo creciera a lo alto y hoy tenemos el skyline más reconocido de toda España.
Muchas veces se critica este modelo de construcción en vertical, pero pocas veces se habla de los beneficios que genera. La construcción de edificios altos consume menos territorio y menos recursos que la construcción diseminada. Son necesarios menos kilómetros de asfalto y menor gasto para abastecer de los servicios básicos a los mismos, lo que supone un claro ejemplo de sostenibilidad en una ciudad que alberga además de sus ciudadanos, a miles de turistas.
Aunque los datos son cambiantes porque cada vez se hacen nuevos edificios, se puede decir que Benidorm es la tercera ciudad en concentración de edificios altos en Europa, tras Londres y Milán. Así mismo, en el país, Benidorm se sitúa tras Barcelona y Madrid en número total de rascacielos. En todo caso, si relacionamos el número de grandes edificios con la población de las ciudades, Benidorm se sitúa entre las de mayor índice en el mundo entero.
Fuente turismo.benidorm.org
