sábado, 27 de octubre de 2012

¿Nos afecta en realidad el cambio horario?

Este fin de semana cambiamos la hora para adecuarnos al horario de invierno, pero, ¿realmente ese cambio afecta a nuestra vida cotidiana?

Para intentar contestar a esta pregunta diversos médicos y científicos han realizado estudios para determinar si nuestro organismo se ve afectado por estos cambios.

Estudios realizados

Un equipo de investigación finlandés evaluó las consecuencias del cambio de hora en la seguridad vial. Durante 27 años recogieron datos para comparar los accidentes de tráfico los días anteriores y posteriores al ajuste horario. Los resultados no fueron significativos y no hay pruebas de un efecto directo sobre los siniestros en carretera ni a corto ni a largo plazo.

Por su parte, los suecos han estudiado la incidencia en los infartos de miocardio durante los siete días posteriores al cambio horario a partir de datos del registro nacional. Los resultados sugieren con cautela que estos cambios tienen una influencia a corto plazo sobre el riesgo de infarto agudo de miocardio.
 
Donde parece que sí que hay consenso es respecto a su influencia en la falta de sueño. Los investigadores creen que este tipo de cambios horarios ponen al trabajador en una situación en la que es más fácil que se lesione y que estas lesiones sean más severas, afectando especialmente a los profesionales que se enfrentan a situaciones de riesgo. En Estados Unidos estudios realizados concluyen que el día posterior al cambio horario de verano había más accidentes laborales y eran más graves.

Nuestro reloj biológico

Uno de los patrones oscilatorios más evidentes que afecta al reloj biológico es el marcado por los ciclos de luz y oscuridad que se derivan de la rotación de la Tierra. Estos dibujan el cronotipo de cada persona y establecen en qué momento del día el organismo está más activo.

Según estudios neurocientíficos parece ser que el sistema circadiano humano no se ajusta al horario de verano y tras el cambio horario de primavera la duración del sueño disminuye entre 30 minutos y una hora, reduciendose la eficiencia del mismo en aproximadamente un 10%.

Si se compara la adaptación a los dos cambios horarios anuales, el de otoño se tolera mejor que el de primavera porque la tendencia del reloj biológico suele retrasarse unos 30 minutos cada día, por eso el ajuste estival conlleva una mayor intensidad y duración de los trastornos de sueño.
 
En el cambio horario de invierno, por su parte, parece ser que hasta que no nos adaptemos al nuevo horario, nuestro reloj interno nos pedirá ir a dormir una hora después que la hora que marca el reloj externo, ya que esa era la hora en que nos íbamos un par de días antes.

De otro lado tenemos a los que discrepan de sus colegas, afirmando que cualquier perturbación que se deba al cambio de hora es realmente muy pequeña y, por ejemplo, quedarse una noche viendo la tele dos horas más de lo normal ya supone un cambio mayor y apuntando que un cambio horario probablemente no afecte gran cosa si lo comparamos con la perturbación permanente que supone nuestro ritmo de vida actual.

Esto significa que quizás el domingo por la noche sea más complicado conciliar el sueño, y levantarse el lunes por la mañana puede resultar más duro de lo habitual pero el organismo se adapta rápidamente a estos cambios y le costará levantarse, pero como cualquier día en el que haya tenido que despertarse una hora antes de lo normal, ni más ni menos.

Nuestras sensaciones

Más allá de cuestiones biológicas lo que si que está claro es que con este cambio horario veremos anochecer antes.

Según algún estudio realizado, este cambio de horario, se supone que nos hará ahorrar, porque el día terminará antes y, en principio, gastaremos menos.

El problema es que, a pesar de ahorrár algo, otros estudios determinan que 7 de acada 10 españoles estarán más tristes, ariscos y ansiosos debido al cambio horario. Esto parece que tiene su explicación científica, ya que la luz regula nuestro nivel hormonal y tener menos horas de luz hace que se altere este nivel hormonal y nos baje el estado de ánimo.

De entrada, aunque nos cueste un poco, no tardaremos más de unos días en habituarnos al nuevo horario y lo que se recomienda es mantener nuestros hábitos y rutinas cotidianas, sin variar las actividades que hacíamos hasta ahora, ya que ésto ayudará a que adaptarnos a esa hora menos de luz sea más rápido y fácil.
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