La verdad es que como todo lo que se remonta en el tiempo es muy dificil concretar, pero relatos ancestrales de viajeros cuentan que unos 2000 años antes de nuestra era ya en China se mezclaba una pasta de arroz hervido con especias y leche que se envolvía luego en nieve para congelarla.
También se cuenta que los Persas mezclaban hielo o nieve con zumos de frutas y que Alejandro Magno, durante sus batallas por la zona adoptó esa práctica enterrando en nieve cántaros repletos de frutas y miel para luego consumirlos como postres helados.
Ya en Roma, Nerón mandaba a sus esclavos traer nieve de las montañas para enfriar sus jugos de frutas y los califas de Bagdad también mezclaban los zumos con hielo y nieve, combinado al que denominaban sharbet (que significa bebida en su idioma y que parece ser el origen de nuestro vocablo sorbete).
Allá por el siglo XIII Marco Polo trajo varias recetas de postres helados de sus viajes a Oriente y las introdujo en la corte italiana. En esa época debido a los pocos medios disponibles y a lo complejo de su elaboración y conservación el helado estaba considerado como un manjar de reyes.
Afortunadamente para todos, un español residente en Roma, Blasius Villafranca, descubrió que la mezcla se podía congelar más rápidamente si se añadía salitre a la nieve que rodeaba el helado haciendo más fácil su elaboración y permitiendo que los menos adinerados pudieran empezar a disfrutar de este postre.
También durante este siglo este siglo, la boda de Catalina de Medicis con Enrique II de Francia hizo que los cocineros italianos llevaran sus recetas a Francia, donde finalmente los cocineros franceses consiguieron hacerse con ellas e incorporaron huevo a la mezcla, lo que daba una mejor consistencia y sabor, mejorando ligeramente el producto.
En 1660 un siciliano llamado Francesco Procopio inventó una máquina que homogeneizaba la mezcla de frutas, azucar y hielo y daba una textura cremosa al producto, muy similar a la que hoy en día conocemos. Procopio comercializó su mezcla en su establecimiento de París, el Café Procope y tuvo tanto éxito que hasta el propio Luis XIV le felicitó por su descubrimiento. Estamos, por tanto, ante lo que se puede considerar la primera heladería de la historia.
Poco a poco se fue investigando más y en 1846 la estadounidense Nancy Johnson inventó la primera heladora automática, sentando las bases de lo que posteriormente fue la fabricación de helados de manera industrial. La primera empresa dedicada a la producción de helados en Estados unidos fue fundada en 1851 por Jacobo Fussel.
A partir de ahí la investigación ha dervado en mezclas de todo tipo para conseguir los más variados sabores y texturas, desde los típicos de vainilla, chocolate o fresa hasta los actuales "inventos" de helados con sabor a flores, marisco, pulpo, pescado, hamburguesa, bacon, caviar o ajo.
Desde luego, no se puede decir que no hay variedad, ¿no? Además como se suele decir, para gustos... los colores.
Ahora solo queda escoger el que más te guste y disfrutar del veranito...
¡Que aproveche amig@s!
Fuente: Ona Sol Hotels